martes, 28 de agosto de 2007

Demian - Hermann Hesse



Permanecí delante de él; y del esfuerzo interior me fui quedando helado hasta el
corazón. Interrogaba al retrato, le acusaba, le acariciaba, le adoraba; llamándole madre,
amada, prostituta y perdida, Abraxas. Recordé las palabras de Pistorius. ¿O eran las de
Demian? No podía recordar cuándo fueron pronunciadas pero creí estar oyéndolas de
nuevo. Eran palabras sobre la lucha de Jacob con el ángel de Dios y aquella frase: «No
te dejaré hasta que me hayas bendecido.»


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