martes, 28 de agosto de 2007

El alquimista - Paulo Coelho



El muchacho se llamaba Santiago. Comenzaba a oscurecer cuando llegó con su rebaño frente a una iglesia abandonada. El techo se había derrumbado hacía mucho tiempo y un enorme sicomoro había crecido en el lugar que antes ocupaba la sacristía.



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1 comentario:

Hambleto dijo...

Gracias Carolus por tu comentario.

Tomaré en cuenta tu sugerencia.

Nos vemos.